Soñemos con las comunidades, bailemos al son de sus contradicciones
“He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la falta de locura”.
Carlos Monsiváis
En Medellín, la ciudad colombiana de las
bibliotecas, cuando cierran una, las comunidades se movilizan, recogen firman,
realizan marchas, ejercen el legítimo derecho de la protesta. Que la
biblioteca de la comuna cinco sobre la carrera 65 entre las calles 95 y 96 en
Castilla La Unión de mi Medellín del alma esté cerrada, no me es posible
entenderlo. Comfenalco Antioquia es la caja de compensación pionera entre las bibliotecas públicas en la comuna cinco: avecina comunidades
de barrios como el tricentenario, el Cementerio Universal, la Candelaria,
Ciudad Central, Francisco Antonio Zea, Lenin, La Unión, Castillita, Girardot,
entre otros que se me fugan de la memoria y que luego vuelven en mi añoranza.
Pero también convoca a ciudadanos de todos los lados de la ciudad. Es un lugar
estratégico para el encuentro: "leo el periódico mientras
llegas" se dicen los novios. De la parte baja del barrio Santa Cruz
La Rosa, niños y jóvenes se cruzan el puente peatonal del metro que comunica
las comunas de las zonas nororiental con la noroccidental. Y, vuelvo a darme de narices con esas
señoras odiosas, fastidiosas, aplanadoras de las contradicciones: allí donde
surge el Parque Juanes de la Paz, y los cuenteros sueñan y suman pluralidades, las cuentas de la
globalización apabullan los nuevos mundos posibles.
Ninguna comunidad de Medellín aprecia y
valora tanto el servicio de información local como la comunidad usuaria de la
sede de Castilla. Desde allí los líderes comunitarios se apoyan entre sí, las
organizaciones comunitarias, los grupos deportivos y los artistas y poetas han
contado con una inmejorable tribuna que desafía el atafago de la 65 y la
autopista norte. Leen para suplir muchos motivos: desde formular sus proyectos
de vida hasta defender sus puntos de vista ante instancias locales, regionales,
nacionales e internacionales. Desde allí
se exponen los logros de los nuevos artistas y se publican los nuevos poetas de
este adorable y convulso rincón de la ciudad. Allí las preguntas se formulan
para esculpir respuestas reales a problemas concretos, allí las mismas
comunidades se comprometen a resolver dichas dificultades. Lo mejor que le
sucede a Medellín hoy es que frente a la gestión cultural y bibliotecaria no
guarda silencio. Los servicios bibliotecarios públicos son tan válidos
como los servicios domiciliarios. No es permisible que este escenario siga
cerrado: es la escuela real de la participación ciudadana, allí los postulados
constitucionales son hechos concretos que se llevan a cabo por ejecución
directa la participación ciudadana. Cómo esta nota es para mesurar los pisones
de las contradicciones mientras bailo con ellas, voy a retomar la sentencia del
poeta mexicano Carlos Monsivais:
"Si nadie
te garantiza el mañana el hoy se vuelve inmenso".
A la luz de las contradicciones, mis
bailarinas de moda, musito una simple pregunta: ¿Cuándo vamos a priorizar las
juventudes y las infancias en los asuntos de la inversión pública y privada? Reorientemos la
participación ciudadana, los problemas económicos no pueden ser el cuello de
botella para darle continuidad a procesos sociales de la tradición organizativa
de la zona. Soñemos con las comunidades y bailemos al son de sus contradicciones.
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