Jesús, el dulce, viene…
Las noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría…
Mas la celeste melodía
suena fuera…
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma…
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
SONETO DEL DULCE NOMBRE
Si el mar que por el mundo se derrama
tuviera tanto amor como agua fría,
se llamaría, por amor, María
y no tan sólo mar, como se llama.
Si la llama que el viento desparrama,
por amor se quemara noche y dia,
esta llama de amor se llamaría
María, simplemente en vez de llama.
Pero ni el mar de amor inundaría
con sus aguas eternas otra cosa
que los ojos del ser que sufre y ama,
ni la llama de amor abrasaría,
con su energía misericordiosa,
sino el alma que llora cuando llama
Rosas, un poema de Dulce María Loynaz
(poeta cubana 1902 a 1997)
En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar las rosas
que mañana...
mañana no tendrás.
En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy,
que tienen alas para volar ...
En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!
Para ti lo infinito o nada;
lo inmortal o esta muda tristeza
que no comprenderás ...
La tristeza sin nombre de no tener que dar
a quien lleva en la frente algo de eternidad ...
Deja, deja el jardín...
No toques el rosal:
las cosas que se mueren
no se deben tocar.
Poema de navidad (Vinicius de Moraes)
Para recordar y ser recordados
Para llorar y hacer llorar
Para enterrar a nuestros muertos-
Por eso tenemos brazos largos para los adioses
Manos para coger lo que fue dado
Dedos para cavar la tierra.
Una tarde siempre para olvidar
Una estrella apagándose en la tiniebla
Un camino entre dos túmulos-
Por eso precisamos velar
Hablar bajo, pisar leve, ver
La noche dormir en silencio.
Una canción sobre una cuna
Un verso, tal vez de amor
Un rezo por quién se va-
Pero que esa hora no olvide
Y por ella nuestros corazones
Se abandonen graves y simples.
Para la esperanza en el milagro
Para la participación de la poesía
Para ver el rostro de la muerte-
De repente nunca más esperaremos…
Hoy la noche es joven, de la muerte, apenas
Nacemos, inmensamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario