2016/06/23
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Herético, impío, incrédulo, blasfemos, clerófobo, malo, de malas ideas, deletéreo, dañoso, peligroso, inmoral, obsceno, deshonesto, lascivo, lujurioso, libre, indecente, cínico, voluptuoso, sensual, apasionado, peligroso para jóvenes, imprudente, temerario. Estos adjetivos aparecen a modo de categorías en la introducción de Novelistas buenos y malos, el memorable y hoy chistosísimo libro que el cura español radicado en Bogotá Pedro Ladrón de Guevara escribió en 1910.
Con esa obra, el sacerdote buscaba visibilizar de una vez por todos a esos libros que se debían prohibir "para evitar la ruina de la fe y las buenas costumbres de sus hijos". Quería, en otras palabras, realizar un implacable manual de censura en consonancia con el espíritu conservador de la época y la larga tradición de quema de libros promulgada desde el Concilio de Trento (1545-1563) por la Iglesia Católica. Hoy, sin embargo, por sus ataques moralistas y total desatención a las cualidades literarias de las obras que reseñaba, su libro es considerado “un monumento a la arbitrariedad”, como aparece no sin ironía en la contraportada de la edición que publicó Planeta hace unos años.
Si bien se había inspirado en la Sagrada Congregación del Índice (la institución oficial del Vaticano dedicada a la censura) y en los esfuerzos católicos por contrarrestar el acceso a los libros que produjo la aparición de la imprenta, Ladrón de Guevara excedió cualquier expectativa de la Iglesia: en la edición original de Novelistas buenos y malos el sacerdote incluyó a ¡2.057 autores! Como afirma el prologuista de la edición de Planeta, Juan Camilo Rodríguez Gómez, hay que rescatar el alcance de su envergadura: "Es decir él solo, en la fría Bogotá, en el altiplano cundiboyacense, se embarca en un trabajo que supera con crecer al de los varios lectores-censores del Vaticano".
Resulta curioso que en ese entonces, poco después de su publicación, varias personas recurrieron a su páginas no en busca de salvación, sino de una buena recomendación. Y las buscaban, por lo general, en la sección de los malos. Así, gracias a la intransigente erudición del cura, a su vasto conocimiento de la literatura, cobraron fuerza en el país autores como Balzac, Dumas, Flaubert y Goethe.
¿Cómo les fue a algunos autores famosos? Unos fragmentos…
Juan Jacobo CasanovaLa licencia y deshonestidad [de sus memorias] no tiene nombre. Va de pecado en pecado, y comete en esa clase cuantos es posible, y con todas las circunstancias más agravantes, siendo en contarlos de lo más indecente. Sus pasiones son una furia, sus deseos insaciables, y sobremanera vergonzosos, sin que le detengan las personas, ni los lugares, por sagrados que sean.
Alejandro DumasMal nacido… De malas ideas, inmoral y gran falsificador de la historia. Aparece como autor de 257 volúmenes de novelas y de 25 dramas; pero muchos son, ya en parte, ya del todo, de otros autores, con los cuales hacía negocios… De Las dos Dianas, por ejemplo, que va con su nombre, vino a confesar que ni siquiera la había leído. Dícese también que solo con unas cuantas ganaba en limpio, cada año, doscientos mil francos, que no le bastaban para sus excesos.
Jorge Isaacs Es reprensible la morosidad en dar cuenta del baño que a Efraín preparaba María, esparciendo el agua de flores… Lo que no puede pasar es el pasaje de la ida de aquel con Salomé, joven harto ligera, por aquellas soledades del río, con lo demás que allá se cuenta. La sensualidad y peligro aquí nos parecen claro, sobrando para los jóvenes lo inquietante y perturbador. Por lo demás, no tenemos dificultad en aquello de los castos y ardorosos diálogos de los amores puros pero desgraciados…
Hermann MelvillePeriodista, novelista, historiador en sus viajes. Es algo contradictorio en su conjunto, pseudofilósofo, escéptico al parecer, malsano, llorón, enfático, áspero, chocho, sujeto lo mismo a paroxismos que a inexplicables abatimientos. Otras veces, cuando deja de ser ampuloso, tenebroso y tan vulgarmente pretencioso, puede pasar.
Federico NietzscheEste alemán de la segunda mitad del siglo XIX se las echaba de filósofo, y no faltan quienes por tal le tienen. A nuestro juicio tanto se parece a un filósofo como el vinagre al vino. Sus doctrinas son inmorales, impías, y blasfemas. Cualquiera podía ver desde el principio la locura de Nietzsche, pero muchos, ni aun después de verle en una casa de locos y morir loco, se acaban de persuadir que lo estaba.
Federico NietzscheEste alemán de la segunda mitad del siglo XIX se las echaba de filósofo, y no faltan quienes por tal le tienen. A nuestro juicio tanto se parece a un filósofo como el vinagre al vino. Sus doctrinas son inmorales, impías, y blasfemas. Cualquiera podía ver desde el principio la locura de Nietzsche, pero muchos, ni aun después de verle en una casa de locos y morir loco, se acaban de persuadir que lo estaba.
Otros enlaces sobre libros prohibidos:
- http://www.revistaarcadia.com/noticias/censura/980
2015/11/11
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No hablaremos hoy de los numerosos libros que nos llegan cada día de todas las editoriales y de todos los temas, para felicidad de los lectores. Esta vez, vamos a poner en conocimiento de ustedes, un hecho grave que puede llegar a afectar la condición más valiosa de nuestra profesión, tanto la de los autores, editores, distribuidores y libreros, como también la de todos aquellos que han escogido la palabra, sea ésta escrita o hablada, e inclusive pintada, para expresar su pensamiento y su ideas. Y esta condición es la libertad de expresión y la libre circulación del libro, consagrada por la Unesco desde hace muchos años. Pilares estos de una verdadera democracia y de cualquier país que se considere civilizado.
A propósito de la censura. Lea el veredicto sobre la exposición Mujeres ocultas
en el Museo Iglesia Santa Clara.
El caso es que hace pocos días, el libro juvenil El libro troll, vendido por más de un año sin que nadie dijera nada, fue vetado por un grupo de padres de familia que quisieron restringir su venta, apelando a la Superintendencia de Industria y Comercio, por considerar su lectura inconveniente para niños y jóvenes. Convengamos que el libro es de mal gusto, escrito en un lenguaje procaz e irreverente, no muy distinto de muchos otros también de carácter juvenil escritos en el lenguaje que usualmente usan los jóvenes a través de las redes, y que están de moda desde hace varios años, como una tendencia de las muchas que surgen cada cierto tiempo.
¿Cómo es la censura en las librerías de Irán?
Por supuesto, cualquier persona de cualquier grupo social está en pleno derecho de criticar, o no estar de acuerdo con el tema de un libro, o con el lenguaje usado en el mismo. De la misma manera se puede criticar una obra de arte, un cuadro, una película, una serie de televisión, una obra de teatro, un tipo de baile, una canción, un deporte. Pero este derecho no se puede extender a restringir, vetar, constreñir, cualquiera de estas manifestaciones culturales. Pues puede ser que para otros, esas expresiones de cultura sean estéticamente válidas y gratificantes. Lo grave en este caso es que la Superintendencia, acogiendo la demanda, ha ordenado a la editorial y a las librerías que se le ponga un sticker al libro que diga que su venta está prohibida para niños y jóvenes; que no se puede exhibir en las secciones juveniles; y que en la estantería donde se encuentre tiene que ir un letrero con las mismas restricciones ya mencionadas.
Si esto no es censura y veto, entonces no sabemos qué es censurar. No sé hasta qué punto la Superintendencia tiene el derecho de considerar qué libro es bueno o no para los jóvenes lectores. O también, quizás cuáles son los libros que debemos leer, o qué no debemos leer los adultos. En este orden de ideas, cientos de libros quedarían prohibidos o restringida su venta. Las librerías tendrían que tener una sección especial de libros con restricciones, (una sección que sería la más grande de la librería, una especie de corralito). Pensemos nada más en los libros de Henry Miller, D.H.Lawrence, Charles Bukowski, Yukio Mishima (Las confesiones de una máscara), Octave Mirbeau (El jardín de los suplicios), los autores libertinos franceses del siglo XVIII, el Decamerón de Boccacio, la poesía erótica desde El Cantar de los cantares, pasando por Baudelaire, hasta hoy. Y, por ese camino también los clásicos infantiles ¿O es que son muy edificantes, desde el punto de vista de la moral al uso, la historia de Barba Azul y sus siete mujeres asesinadas, o la de los niños abandonados por sus padres en el bosque que caen en manos de una bruja que los enjaula para engordarlos y comérselos, o la historia de piratas traicioneros y sanguinarios que nos describe Stevenson en La Isla del tesoro? ¿Cómo se restringe la entrada a los jóvenes a las librerías, y se les impide que libremente tomar un libro, leer un capítulo de los cientos de libros que están a la mano en las estanterías, y que según esos grupos moralistas, no deben ser lectura para ellos? ¿Qué decir de los cómics y las novelas gráficas, hoy tan en boga y que son fundamentalmente buscadas por chicos? Vetados entonces los grandes historietistas: Milo Manara, Crepax, y su sensual heroína Valentina, Robert Crumb, Corben, Horacio Altuna, Moebius y un largo etcétera.
La demanda pretende detener un tsunami con un saco de arena. Se prepara a nuestros hijos con valores, formando su carácter, inclusive enseñándoles a distinguir la belleza de la literatura y del arte. Haciéndolos fuertes para enfrentar el mundo y la vida. Que no siempre tiene una cara amable. Hay verdad y mentira, hay fealdad y belleza. No es ocultando las cosas, no es preservándolos en una urna de cristal como van a crear los anticuerpos que los protegerán de las crudezas de la vida. Pero el punto crucial, que nos compete a todos, es defender la libertad de expresión. Sea esta de nuestro agrado, o estemos o no de acuerdo con nuestra manera de pensar, o nuestras creencias está latente el peligro de que esa libertad sea vulnerada. “Hoy vienen por mi vecino, mañana puedo ser yo”.
Tomado de:
http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/censuran-colombia-libro-troll-youtuber/44998
(09-07-2016)
Bajo el sol tropical de las Antillas,
ResponderBorrarmarchitase la flor;
como ella palidecen tus mejillas,
al fuego del amor.
Mas la pálida rosa, vida mía,
la reina es del pensil,
y la besan, temblando de alegría,
las auras del abril.
Sé, en buen hora, la rosa que fragante,
al aura da su olor,
y yo seré… la brisa susurrante,
la brisa del amor.
- José Gautier Benítez / Como Tú Quieras.
El cielo está en calma, la tarde serena,
ResponderBorrary el sol declinando;
y al valle tranquilo dirigen su vuelo,
las aves de paso.
Se ignoran sus nombres, que vienen de lejos,
de climas extraños,
y todos las miran, mas nadie conoce,
las aves de paso,
las blancas palomas, que siempre tranquilas,
el valle habitaron,
reciben alegres, con tiernos arrullos,
las aves de paso.
Que al fin ellas vienen de incógnitos valles,
y es dulce su canto;
tal vez es por raras, que halagan, seducen,
las aves de paso.
Y aunque hay en el valle rendidos amantes,
de cuello nevado,
prefieren las blancas palomas sencillas,
las aves de paso.
Mas ¡ay!, que saciadas al fin de caricias,
de nidos y granos,
de nuevo levantan su rápido vuelo,
las aves de paso.
Y al verse burladas las pobres palomas,
exclaman cantando:
Malhaya la incauta que alberga en su nido,
las aves de paso.
- José Gautier Benítez / Las aves de paso.
Ojalá lograras comprender,
ResponderBorrarque el rencor va más allá del engaño,
y que oculta en sus oscuras manos,
la desgracia que al mundo mortifica.
Ojalá lograras comprender,
que la justicia no aplica para los errores,
de las almas que llenaron de amores,
para aquellos sentimientos destrozados.
Quiero que la alegría ocupe tu camino,
sin que la ira ciegue tu destino,
que tu alma no sea invadida por la maldad,
de las falsas sendas de la frivolidad.
No creo que el odio pueda determinar,
una salida ante mi lóbrego padecer,
porque no consigo en la distancia olvidar,
buscando cicatrizar con corazas de tenacidad.