INFORMACIÓN, DESARROLLO Y CASANARE: ¿QUÉ TANTO SABEMOS USAR LA INFORMACIÓN?
“ Muchas veces un pueblo duerme como el agua de un estanque un día sin viento, y un libro o unos libros pueden estremecerlo e inquietarlo y enseñarle nuevos horizontes de superación y de concordia.”
Federico García Lorca
Bibliotecología es la disciplina que desde el
año 1956 se estudia en Colombia, disciplina que hoy tiene un
futuro promisorio. También se conoce como biblioteconomía en
países como España, Brasil y Argentina. Hasta los años 80, con patrocinios internacionales
la Universidad de Antioquia promovió la formación de líderes en la gestión de
la información en todo el continente iberoamericano (es decir,
aquellos países de habla española y portuguesa) al crear la Escuela Interamericana de Bibliotecología. En esta escuela se prepararon muchos profesionales de otros
países con la financiación de la Fundación Rockefeller, con
becas de la UNESCO y la OEA.
A partir de la década de los años 80, las
universidades de Bogotá, la Universidad de La Salle y la Universidad Pontificia Javeriana abren programas
paralelos y hoy cada una marca su propia tendencia. La Universidad de Antioquia
se ha caracterizado por hacer énfasis en la atención a los usuarios, la
formación ciudadana desde la biblioteca pública. La Universidad Pontificia Javeriana atiende las demandas
de información del sector privado e industrial, fomenta los centros
de documentación y la Universidad de la Salle es experta en la formación
de archivistas. La universidad del Quindío toma un liderazgo con la formación a
distancia. En los últimos cinco años el INPAU, es una escuela
tecnológica que ha abierto un programa a este nivel. Además, el SENA, ha participado en la formulación de un currículo enfocada en el personal auxiliar que labora en las bibliotecas a través de las mesas sectoriales en convenio con el
Ministerio de Cultura. A partir del Plan Colombia se orienta la inversión desde la gestión pública en el país en la
construcción de bibliotecas públicas. Se requiere mayor atención a la legislación al respecto que recoja la experticia modelo extra fronteras para implementar planes, programas y proyectos de nación que nos eleven la plataforma cultural como sociedad alfabetizada y competente entre los escenarios del desarrollo. Aun
así, los costos bibliotecarios son y serán altísimos mientras
no dimensionemos el valor de la información y desconozcamos los
indicadores económicos que les genera a aquellos que sí conocen qué es información y
para qué sirve.
Pero,
¿A qué se debe tal auge? se debe a las tendencias del desarrollo
social, económico, cultural y político de América Latina en los últimos sesenta
años. De algún modo, los latinoamericanos estamos en el ojo del huracán,
todo el mundo nos tiene en su lente objetiva: contamos con los recursos
naturales e hídricos que les falta al resto del planeta... Nos
falta aprender a trabajar en equipo. Cómo nos sobran tantas
cosas que a millones en el mundo les toca a cuentagotas, poco o nada
nos importa perder la solidaridad y otros valores humanos que nos
permitirían entender a que se referían los sabios colombianos en los
años 90 cuando hablaban de "Colombia al filo de la oportunidad". Hoy,
entre otros desafíos, nos corresponde contar con la información antes,
durante y después de la toma de decisiones. La improvisación es el nuevo
pecado capital y, quien dispone de la información dispone de la asertividad. Nos cabe la siguiente pregunta:
¿Qué tanto sabemos usar la información?
Con
la pregunta del párrafo anterior, centremos la atención en Casanare, en la Orinoquia,
en este territorio y en nuestra formación profesional.
Cuentan que desde la penúltima
década del siglo XIX el Congreso
de los Estados Unidos contrataba un bibliotecario experto por cada país del mundo.
Su tarea era recopilar toda la información relevante de su país
de origen. En esa biblioteca reposan joyas bibliográficas de las cuales
nosotros, por muy colombianistas que seamos, ignoramos. No es en vano que varias
de las normas
bibliotecarias que usamos fueron generadas en la
Biblioteca del Congreso de los Estados
Unidos y que fuera un profesor
de matemáticas, el norteamericano Melvyn Dewey (1851-1931) , quien diseñara el sistema de catalogación de las colecciones en las estanterías y que se usa hoy en el 80% de las bibliotecas del continente.
El desafío al que nos vemos abocados, es el promover la lectura y la escritura desde la más tierna infancia entre todos los Casanareños; el aprender a usar la información para aprender a movernos en el mundo de la globalización, de tu a tu cualquiera ciudadano del mundo, en condiciones leales de paridad y respeto... He ahí, que las TIC's de la manos de la bibliografía tradicional, son ahora las nuevas herramientas que permitirán una gestión del conocimiento con sentido social y competitivo.
Quino, el autor de Mafalda, por los años 70, acuño una expresión que nos resume esta reseña: JUSTO CUANDO ME SUPE TODAS LAS RESPUESTAS DE LA VIDA, ME CAMBIARON LAS PREGUNTAS.
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