Buscar este block:

lunes, 9 de octubre de 2017

¿Qué hay que estudiar para trabajar en una biblioteca?


INFORMACIÓN, DESARROLLO Y CASANARE: ¿QUÉ TANTO SABEMOS USAR LA INFORMACIÓN?










 “ Muchas veces un pueblo duerme como el agua de un estanque un día sin viento, y un libro o unos libros pueden estremecerlo e inquietarlo y enseñarle nuevos horizontes de superación y de concordia.”
Federico García Lorca


Bibliotecología es la disciplina que desde el año 1956 se estudia en Colombia,  disciplina que hoy tiene un futuro promisorio. También se conoce como biblioteconomía en países como España, Brasil y Argentina.  Hasta los años 80, con patrocinios internacionales la Universidad de Antioquia promovió la  formación de líderes en la gestión de la información en todo el continente iberoamericano (es decir, aquellos países de habla española y portuguesa) al crear la Escuela Interamericana de Bibliotecología. En esta escuela se prepararon muchos profesionales de otros países con la financiación de la Fundación Rockefeller, con becas de la UNESCO y la OEA.

A partir de la década de los años 80, las universidades de Bogotá, la Universidad de  La Salle y la Universidad Pontificia Javeriana abren programas paralelos y hoy cada una marca su propia tendencia. La Universidad de Antioquia se ha caracterizado por hacer énfasis en la atención a los usuarios, la formación ciudadana desde la biblioteca pública. La Universidad Pontificia Javeriana atiende las demandas de información del sector privado e industrial, fomenta los centros de documentación y la Universidad de la Salle es experta en la formación de archivistas. La universidad del Quindío toma un liderazgo con la formación a distancia. En los últimos cinco años el INPAU, es una escuela tecnológica que ha abierto un programa a este nivel. Además, el SENA, ha participado en la formulación de un currículo enfocada en el personal auxiliar que labora en las bibliotecas a través de las mesas sectoriales  en convenio con el Ministerio de Cultura. A partir del Plan Colombia se orienta la inversión desde la gestión pública en el país  en la construcción de bibliotecas públicas. Se requiere mayor atención a la legislación al respecto que recoja la experticia modelo  extra fronteras para implementar planes, programas y proyectos de nación que nos eleven la plataforma cultural como sociedad alfabetizada y competente entre los escenarios del desarrollo. Aun así, los costos bibliotecarios son y serán altísimos mientras no dimensionemos el valor de la información y desconozcamos los indicadores económicos que les genera a aquellos que sí conocen qué es información y para qué sirve. 

Pero, ¿A qué se debe tal auge? se debe a las tendencias del desarrollo social, económico, cultural y político de América Latina en los últimos sesenta años. De algún modo, los latinoamericanos estamos en el ojo del huracán, todo el mundo nos tiene en su lente objetiva: contamos con los recursos naturales e hídricos que les falta al resto del planeta...  Nos falta aprender a trabajar en equipo. Cómo nos sobran tantas cosas que a millones en el mundo les toca a cuentagotas, poco o nada nos importa perder la solidaridad y otros valores humanos que nos permitirían entender a que se referían los sabios colombianos en los años 90 cuando hablaban de "Colombia al filo de la oportunidad". Hoy, entre otros desafíos, nos corresponde contar con la información antes, durante y después de la toma de decisiones. La improvisación es el nuevo pecado capital y, quien dispone de la información dispone de la asertividad. Nos cabe la siguiente pregunta:

¿Qué tanto sabemos usar la información?

Con la pregunta del párrafo anterior, centremos la atención en Casanare, en la Orinoquia, 
en este territorio y en nuestra formación profesional. Cuentan que desde la penúltima 
década del siglo XIX el Congreso de los Estados Unidos contrataba un bibliotecario experto por cada país del mundo. Su tarea era recopilar toda la información relevante de su país de origen. En esa biblioteca reposan joyas bibliográficas de las cuales nosotros, por muy colombianistas que seamos, ignoramos. No es en vano que varias de las normas 
bibliotecarias que usamos fueron generadas en la Biblioteca del Congreso de los Estados 
Unidos y que fuera un profesor de matemáticas, el norteamericano Melvyn Dewey (1851-1931) , quien diseñara el sistema de catalogación de las colecciones en las estanterías y que se usa hoy en el 80% de las bibliotecas del continente. 

El desafío al que nos vemos abocados, es el promover la lectura y la escritura desde la más tierna infancia entre todos los Casanareños; el aprender a usar la información para aprender a movernos en el mundo de la globalización, de tu a tu cualquiera ciudadano del mundo, en condiciones leales de paridad y respeto... He ahí, que las TIC's de la manos de la bibliografía tradicional,  son ahora las nuevas herramientas que permitirán una gestión del conocimiento con sentido social y competitivo. 

Quino, el autor de Mafalda, por los años 70, acuño una expresión que nos resume esta reseña: JUSTO CUANDO ME SUPE TODAS LAS RESPUESTAS DE LA VIDA, ME CAMBIARON LAS PREGUNTAS.





 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario