de Jorge Debravo
Poeta costarricense (1938 a 1967)
Tierra fresca y mojada,
Tierra seca y ardiendo,
Te he de llevar amada,
Te he de llevar sufriendo.
Te he de llevar prendida
Con mecates y abrazos
Como un saco de vida
Apretado en los brazos.
Y nunca he de dejarte
Porque lloras o sudas,
Porque sabes negarte
O porque te desnudas.
Iremos paso a paso,
Te llevaré conmigo
Colgada de mi brazo
Como un dulce castigo.
Y aunque dudes o creas,
Aunque sangres o rías,
Irás entre poleas
Junto a mis alegrías,
Soñando que chispeas,
Soñando que te enfrías.
HOMBRES EN LA POESÍA
Tierra fresca y mojada,
Tierra seca y ardiendo,
Te he de llevar amada,
Te he de llevar sufriendo.
Te he de llevar prendida
Con mecates y abrazos
Como un saco de vida
Apretado en los brazos.
Y nunca he de dejarte
Porque lloras o sudas,
Porque sabes negarte
O porque te desnudas.
Iremos paso a paso,
Te llevaré conmigo
Colgada de mi brazo
Como un dulce castigo.
Y aunque dudes o creas,
Aunque sangres o rías,
Irás entre poleas
Junto a mis alegrías,
Soñando que chispeas,
Soñando que te enfrías.
(O el 19 de marzo, día de San José hasta que la UNESCO
se inventó el día del hombre)
Esta disculpa para celebrar una fecha especial, se puede traducir en la motivación para leer poesía. Y en esta oportunidad se compilan textos que dan fe del SER HOMBRES. Ahora mucho más alto el desafío entre los mares de la trivilidad...
Hay muchos que le han escrito a la esencia del deber ser del hombre. Hay muchas voces que contradicen sus puntos de vista. Se hace necesario que veamos, leamos y escuchemos aquellas que a través de la poesía se hacen escuchar. Desde muchos otros lugares, con sus miedos y sus certezas, desde sus vacilaciones y sus orgullos, las nuevas generaciones entenderán como hemos vivido y que se espera de las nuevas tendencias. Ruyard Kipling, Jorge de Bravo, Jorge Luis Borges, Pedro Salinas y Porfirio Barba - Jacob hacen esa tarea para los lectores del mundo, de este lado del continente y este hermosos rincón de Colombia que se llama Casanare.
SI de Ruyard Kipling
SI
Puedes conservar tu cabeza, cuando a tu rededor
todos la pierden y te cubren de reproches;
Si puedes tener fe en ti mismo, cuando duden de ti
los demás hombres y ser igualmente indulgente para su duda;
Si puedes esperar, y no sentirte cansado con la espera;
Si puedes, siendo blanco de falsedades, no caer en la mentira,
Y si eres odiado, no devolver el odio; sin que te creas,
por eso, ni demasiado bueno, ni demasiado cuerdo;
SI
Puedes soñar sin que los sueños, imperiosamente te dominen;
Si puedes pensar, sin que los pensamientos sean tu objeto único;
Si puedes encararte con el triunfo y el desastre, y tratar
de la misma manera a esos dos impostores;
Si puedes aguantar que a la verdad por ti expuesta
la veas retorcida por los pícaros,
para convertirla en lazo de los tontos,
O contemplar que las cosas a que diste tu vida se han deshecho,
y agacharte y construirlas de nuevo,
aunque sea con gastados instrumentos!
SI
Eres capaz de juntar, en un solo haz, todos tus triunfos
y arriesgarlos, a cara o cruz, en una sola vuelta
Y si perdieras, empezar otra vez como cuando empezaste
Y nunca mas exhalar una palabra sobre la perdida sufrida!
Si puedes obligar a tu corazón, a tus fibras y a tus nervios,
a que te obedezcan aun después de haber desfallecido
Y que así se mantengan, hasta que en ti no haya otra cosa
que la voluntad gritando: ?persistid, es la orden!!?
SI
Puedes hablar con multitudes y conservar tu virtud,
o alternar con reyes y no perder tus comunes rasgos;
Si nadie, ni enemigos, ni amantes amigos,
pueden causarte daño;
Si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado;
Si eres capaz de llenar el inexorable minuto,
con el valor de los sesenta segundos de la distancia final;
Tuya será la tierra y cuanto ella contenga
Y -lo que vale más- serás un hombre! hijo mío!
IF
Rudyard Kipling
IF you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:
If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:
If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: 'Hold on!'
If you can talk with crowds and keep your virtue,
' Or walk with Kings - nor lose the common touch,
if neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And - which is more - you'll be a Man, my son!
Rudyard Kipling
NOSOTROS LOS HOMBRES
Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.
Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.
Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.
Lee todo en: NOSOTROS LOS HOMBRES - Poemas de Jorge Debravo
http://www.poemas-del-alma.com/jorge-debravo-nosotros-los-hombres.htm#ixzz42zN0DiPy
(15 de marzo de 2016)
HOMBRE de Jorge De Bravo
Hombre Soy hombre, he nacido,
tengo piel y esperanza.
Yo exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas.
No soy dios: soy un hombre
(como decir un alga).
Pero exijo calor en mis raíces,
almuerzo en mis entrañas.
No pido eternidades
llenas de estrellas blancas.
Pido ternura, cena,
silencio, pan, casa...
Soy hombre, es decir,
animal con palabras.
Y exijo, por lo tanto,
que me dejen usarlas
MANOS de Jorge Debravo
Manos ¡Ah mis manos sumidas en manojos de manos!
Mis manos empozadas en corazones vivos.
Mis manos habitadas por tantas manos muertas.
Mis manos traspasando tus manos con su espíritu.
Mis manos terrenales donde todos los hombres,
y todos los crepúsculos batallan confundidos.
¡Ah las manos difuntas penetrando
el vientre de las madres tras las manos del hijo!
¡Ah las manos creciendo, madurando
en cada mano nueva! Ah, los hondos racimos
de manos que son más que una atadura,
cuando la sangre crea territorios pacíficos!
¡Ah la vida que cruje por dentro de las manos!
¡Ah las manos de amor con el mundo cautivo!
¡Ah las manos que nacen de las manos!
¡Ah las manos que aman afilando el cuchillo,
las que disparan el fusil como pidiendo
perdón al enemigo!
¡Ah las manos cogiendo caracoles de fuego
en los fondos marinos!
¡Ah las manos creando, un nuevo territorio
para todos los niños!
¡Ah las manos unidas en mitad de la sombra
abriendo a los que se aman misteriosos caminos!
¡Ah las manos espesas como lunas
alumbrando el amor con innúmeros nidos!
¡Ah las manos tatuadas de pura claridad
en cuyo fondo el viento mueve pájaros vivos!
¡Ah las manos que vienen del futuro
a enseñarles amor a nuestros hijos!
El amenazado
de Jorge Luis Borges
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio
de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras
que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus
espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre,
la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal,
el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que
miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio
de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras
que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus
espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre,
la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal,
el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que
miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.
Recuerdo de una piedra
que hubo junto a un arroyo
y que cogimos distraídamente
sin darnos cuenta de nuestra ventura.
Pero su peso áspero,
sentir nos hace que por fin cogimos
el fruto más hermoso de los tiempos.
A tiempo sabe
el peso de una piedra entre las manos.
En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.
Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.
Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.
También recuerdan ellas, mis manos,
haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.
Nada más misterioso en este mundo.
Los dedos reconocen los cabellos
lentamente, uno a uno, como hojas
de calendario: son recuerdos
de otros tantos, también innumerables
días felices
dóciles al amor que los revive.
Pero al palpar la forma inexorable
que detrás de la carne nos resiste
las palmas ya se quedan ciegas.
No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente.
La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?
El peso en nuestras manos lo insinúa,
los dedos se lo creen,
y quieren convencerse: palpan, palpan.
Pero una voz oscura tras la frente,
¿nuestra frente o la suya?
nos dice que el misterio más lejano,
porque está allí tan cerca, no se toca
con la carne mortal con que buscamos
allí, en la punta de los dedos,
la presencia invisible.
Teniendo una cabeza así cogida
nada se sabe, nada,
sino que está el futuro decidiendo
o nuestra vida o nuestra muerte
tras esas pobres manos engañadas
por la hermosura de lo que sostienen.
Entre unas manos ciegas
que no pueden saber. Cuya fe única
está en ser buenas, en hacer caricias
sin casarse, por ver si así se ganan
cuando ya la cabeza amada vuelva
a vivir otra vez sobre sus hombros,
y parezca que nada les queda entre las palmas,
el triunfo de no estar nunca vacías.
Lee todo en: LA MEMORIA EN LAS MANOS - Poemas de Pedro Salinas http://www.poemas-del-alma.com/pedro-salinas-la-memoria-en-las-manos.htm#ixzz42zXqyFqo
Canción de la hora feliz
de Porfirio Barba Jacob
de tan cruel dominio y trágica opresión,
que a tientas, en las ráfagas de su huracán postrero,
fui hasta la Muerte... Un alba se hizo en mi corazón.
Bien se que aún me aguardan angustias infinitas
bajo el rigor del tiempo que nevará en mi sien;
que la alegría es lúgubre; que rodarán marchitas
sus rosas en la onda de lúgubre vaivén.
Bien sé que, alucinándome con besos sin ternura,
me embriagarán un punto la juventud y Abril;
y que hay en las orgías un grito de pavura,
tras la sensualidad del goce juvenil.
Sé más: mi egregia Musa, de hieles abrevada,
en noches sin aurora y en llantos de agonía,
por el fatal destino de dioses engañada
ya no creerá en nada... ni aún en la poesía...
¡Y estoy sereno! En medio del oscuro "algún día",
de la sed, de la fiebre, de los mortuorios ramos
-¡el día del adiós a todo cuanto amamos!-
yo evocaré esta hora y me diré a mí mismo,
sonriendo virilmente: -"Poeta, ¿en qué quedamos?"
Y llenaré mi vaso de sombras y de abismo...
¡el día del adiós a todo cuanto amamos!
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