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jueves, 8 de junio de 2017

El Ajedrez se sirve en las bibliotecas para convocar al silencio y la inteligencia

Ajedrez en Unitrópico en el 2013

 Publicidad a pequeña escala, unos estímulos para tomas el primer café de la mañana y saludar el día leyendo el poema Ajedrez de Jorge Luis Borges:



I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?



Escucha este poema en la voz de Jorge Luis Borges


Lee todo en: Ajedrez - Poemas de Jorge Luis Borges 




De izquierda a derecha John, con el primer puesto, en el centro el profe Chinome como tallerista de ajedrez y el Oswaldo, el chico que vende los dulces con el segundo puesto, hacen historia en un tablero de 64 casillas y treinta y dos contrincantes: 

El ajedrez y la biblioteca, alguna evidencias: Anímese a jugar ajedrez, no sólo despeja la mente,  como dicen la señoras... entrena para todas las guerras.

Primera edición: 19.07.2013
Segunda edición: 08.06.2017

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