Buscar este block:

jueves, 19 de diciembre de 2024

Referente a la veolcidad y la poesía

POEMA REFERENTE A LA VELOCIDAD / Jaime Jaramillo Escobar

A Juan Lizcano

 

 

Refiriéndose a la velocidad, el poeta dice que ya se ha ido demasiado lejos. Cree que tenderemos que dar unos pasos atrás, para esperar a los otros. Piensa que la velocidad es inútil frente a la eternidad, y le despiertan una sonrisa aquellos que creen que vinieron al mundo para participar en una competencia de carreras.

Refiriéndose a la velocidad el poeta anota que en los Estados Unidos hay una rueda que alcanzó la máxima velocidad, y de esa manera anuló el movimiento. La máxima es cuando todos los puntos de la rueda logran estar a la vez en el mismo punto, por lo cual la rueda quieta es la que representa la máxima velocidad. Y esto lo saben los monjes tibetanos.

Refiriéndose a la velocidad, el poeta dice que es como el juego alrededor de la mesa, y como el juego de las estaciones alrededor de la tierra, y también como el círculo mágico del tiempo que no va ni viene y se ríe abiertamente de nuestros relojes y de nuestros calendarios, que son ampliación de los relojes y cuyo único objeto es el de alcanzar un motivo para celebrar aniversarios.

Refiriéndose a la velocidad, dice el poeta que causa colisiones con el tiempo y una cierta locura. Dice que cuando la velocidad de la acción supera a la velocidad del pensamiento, la acción deviene en manía y todo el tiempo teóricamente recorrido se vuelve contra nosotros y nos encontramos de nuevo en un punto de partida.

 En caliginosas tierras, detenidos en laderas que dan cauce a los ríos, hombres morenos, viejos y jóvenes, están sentados bajo los almendros; conversan, juegan, o simplemente están ahí sentados.

 Y otros hombres, que se consideran así mismos más afortunados y alardean, se afanan en una ciudad. No hay reloj capaz de frenarlos, su agitación desborda todo límite y su satisfacción consiste en ir muy rápido, hacia adelante, según ellos.

 Pregunta el poeta cuál de estos dos hombres llegará primero, y a dónde. Más sabían los antiguos que mandaron construir enormes tumbas con muchos y afanosos siervos.

El presidente de la compañía que tiene diez teléfonos repicando todos al mismo tiempo, ¿llegará más lejos que el monje en su aislada quietud? Pero no podemos ir más allá de nosotros mismos. Me sustraigo a su poder por el solo hecho de hacerme a un lado, y dejo rabiando al presidente que pedalea a toda velocidad en sus estridentes teléfonos y en sus numerosos relojes colocados por todas partes para multiplicar el tiempo.

 La velocidad es independiente del tiempo y por lo tanto se despeña y se hunde en el mismo tiempo. La velocidad es algo que sobreponemos al tiempo, como un aditamento que le agregamos a fin de forzarlo a marchar mas rápido, pero el tiempo no marcha, porque el tiempo no marcha porque el tiempo no esta en los relojes.

Refiriéndose a la velocidad, el poeta dice que velocidad y tiempo son antiéticos. La velocidad marcha por fuera del tiempo, que es estático. Los veloces planetas están siempre ahí, ocupan su lugar y es el cometa el que se encarga de llevar los recados entre ellos, cada mil años, que, viéndolo bien, es una modesta velocidad, en ningún caso comparable con el afán de un ejecutivo de negocios. El ejecutivo ha puesto en marcha el inmenso impulso, pero el poeta se limita a mover la cabeza.

 Dice el poeta que si el tiempo se moviera, si rodara, no sería eterno, porque lo eterno es demasiado pesado para moverse. Filosofía barata que es la única que se puede adquirir hoy en día.

 Se jugará con cohetes interlunares como se juega con boomerangs, porque todo lo lanzado se vuelve contra el que lo lanza. Por eso los sabios nunca lanzan nada. Ellos se sientan a interceptar lo que ha sido lanzado por los zafios.

 Dice el poeta – con él la sabiduría y la bondad – que la velocidad es un invento reciente que se  encuentra a un etapa de experimentación, y sobre el cual ha surgido seria duda, porque en el largo plazo sus efectos serían de acortar el plazo. Por medio de la velocidad se coge la fruta biche. La velocidad es contraria al día. Solo se podrá superar la máxima velocidad haciendo girar la rueda hacia atrás. La primera rueda que se puso en marcha no fue para economizar tiempo, porque la humanidad apenas esta empezando y no existía la noción del tiempo; ni Tampoco para acortar distancia porque entonces no existía el kilómetro; sino para ahorrar esfuerzos, para conservar energía en el cuerpo, que se dirigía al campo de guerra.

 Dice el poeta respecto de la velocidad -con él la iluminación y la comprensión divina- que el que llega antes no lega a tiempo. Llegó Alejandro exactamente a tiempo a donde iba, y llego Colón a América a la hora debida, y llegaron los primeros astronautas a la luna en el momento preciso, porque todos ellos en sus viajes sincronizaron su velocidad con la del universo; pero llegaron demasiado pronto los sanitarios a Guatavita y nadie sabía que hacer con ellos y legaron antes de tiempo los aparatos de radio y televisión en las tribus del Amazonas, y por eso se llamaban adelanto, como si el tiempo se pudiera llevar embozalado con un lazo, como si la medida del tiempo fuera una dimensión externa, como si los abanderados del tiempo le llevasen en alto, agitado y guerrero, para que el tiempo luchase contra nosotros , para que los venciera y poder ellos – los abanderados – colocar su pie encima de nuestros corazón en derrota.

 Soy eterno – dice el poeta – pero estoy rodeado por un mundo efímero. En la medida en que reduzca la velocidad este mundo tendrá una mayor duración y podremos marchar mejor al compas uno del otro, el lugar de deslizarme por el tiempo en esquíes, siempre hacia abajo, cada vez más velozmente hacia abajo…. Hasta caer debruces en el abismo del tiempo, donde vuelve a recomenzar el mundo, len ta men te.

  Poema de Jaime Jaramillo Escobar.  Poemas Principales. Valencia (España): Pretextos, 2000 (Colección la Cruz del Sur; Antologías) pp. 283 – 288.  

“La persona del poeta no importa, importa lo que queda de él” 


1 de Noviembre de 2014

Tomado de: El Mundo (de Medellín) - Viernes 21 de Noviembre de 2014 Actualizado 4:31 pm.

Jaime jaramillo escobar en su biblioteca personal 

Para Jaime Jaramillo Escobar su taller solo tiene una enseñanza: “Expresar el momento, el humor que tenga el día, los sentimientos que invadan a cada uno. No hay una guianza para hacer poesía, eso no es lógico, no hay una forma estricta para hacerlo”.


Óscar Jairo González Hernández


Profesor Facultad de Comunicación

Comunicación y Lenguajes Audiovisuales

Universidad de Medellín



Cada uno de sus libros: Poemas de la ofensa, Sombrero de ahogado y Poemas de tierra caliente, tratan de un momento decisivo en su formación y experiencia poética, ¿de qué momento trata ahora Poesía de uso, su nuevo libro?“No escribo libros de poemas, sino poemas sueltos con los que después, si hay ocasión, se compone un libro. Así que ese momento al que te refieres puede ser, y es, de muchos años. Como no escribo los poemas pensando en libro, tampoco puedo precisar cuántos años se pueden adjudicar a un volumen. ‘Momento decisivo en la formación’ me resulta un concepto raro. Toda la vida se está en formación y nunca se completa”.


-¿En qué medida la poesía que hay incluida en Poesía de uso tiene elementos simbólicos, o no le interesa en absoluto el mundo simbólico, en y para su poesía, como Baudelaire en las Correspondencias que dice: “El hombre pasa a través de un bosque de símbolos/que le observan con miradas familiares”?


Imagen tomada de "zendalibros.com"



“Cuando se escribe un poema no se puede estar pensando en retóricas ni preceptivas ni teorías. Eso lo sacan después por deducción los estudiosos, pero la poesía no se lee con requisitos previos. Es una experiencia de sensibilidad. Por eso emociona, conmueve y pasa a ser parte de tu vida. Algo así como un virus”.

-¿En qué momento decidió usted, si es que se puede hablar de una decisión racionalizada, qué tenía ya realizado un libro como Poesía de uso, y cuál es la intención de publicarlo en este momento?

“Se decide publicar un libro si se cuenta con editor, o si el autor asume el riesgo. Todo es mucho más sencillo de lo que un reportero puede pensar, porque él necesita complicar las cosas para que la redacción del periódico o revista encuentre gancho o impacto”.

“La poesía no es una profesión. Es un vicio. No decidí nada. Lo decidió el editor. No me parece que exalte y revele cosa alguna por sí mismo. Es el lector el que puede alcanzar la revelación y exaltarse con ella. Si eso sucede, el libro queda justificado. Pero en realidad todo el trabajo es del lector, porque es más difícil leer un libro que escribirlo”.

-¿En Poesía de uso hay todavía mucho de su tremenda hilaridad y de su contundente ironía, o las trata de la misma manera que en sus otros libros de poesía?

“No me propongo ser hilarante ni contundente. Lo risible está en los hechos que se observan, porque sólo el hombre tiene el sentido de lo ridículo. Si un monito puede parecerte ridículo es porque tú lo haces ridículo poniéndole un traje”.

“En cuanto a la ironía, que procede de la burla, cómo no asombrarse de tantas cosas absurdas que se imponen por falta de reflexión o con torcidas intenciones”.

-¿Considera usted que el poeta es también historiador, escribe de cierta manera la historia y por qué sí o no?
“Buena pregunta. Los primeros libros de la historia de la humanidad han sido posibles por los fragmentos de cacharros encontrados por los arqueólogos, las pinturas rupestres y las inscripciones grabadas en piedra. La poesía es la forma natural de expresión del hombre. El verdadero invento es la prosa”.



Imagen tomada de "zendalibros.com"

-¿Por qué en su poesía, en la totalidad de sus libros, al menos para nosotros, hay una intención evidente de que es necesario leer en voz alta?

“Muy sencillo. Porque hablo en voz alta. En el mundo de fieras en que vivimos no se puede ser tímido, ni humilde, ni apocado, porque te comen vivo. Tienes que pisar duro y firme. Y asumir las consecuencias. Es una poesía en voz alta porque así la pienso. Uno de los libros publicados se titula precisamente Alta Voz. La poesía es canto. El canto está por encima del susurro”. 

“Originalmente el teatro se escribió en verso. Varios de los poemas que he dado a la publicidad han sido musicalizados y teatralizados. Porque es también poesía popular. El origen de la poesía es popular. Por eso en ese libro hay una sección de coplas”.

-¿Cuando usted lee en voz alta sus poemas ante el público, por qué hay una inclinación por el teatro?

“El teatro fue la primera de las artes que se inventó con ese propósito. Consta en varios libros. Los juglares llevaban consigo sus cantos. Las letras de las canciones son poesía. La voz es el instrumento primordial de comunicación. Si no hubiera sido por Berta Singerman muchos poetas hubieran permanecido desconocidos. Digo mal: no es el poeta el que tiene que ser conocido, sino los poemas. La persona del poeta no importa. Importa lo que queda de él, si es que ha sabido expresar un pueblo, una época, una cultura”.

-Usted escribió una obra de teatro: ¿Por qué le interesaba o le interesa todavía el teatro, qué es para usted el teatro?
“Escribí varias obritas que no conservo, porque eran ensayos. Una de ellas fue presentada en New York en una salita durante una temporada. No tuve ocasión de relacionarme oportunamente con el teatro profesional, carencia que lamento porque desde niño me gustó la payasada. En compensación, he tenido en los últimos años la fortuna de conocer y formar amistad con los integrantes del Matacandelas, el grupo más excepcional de teatro que he conocido, pero la explicación debida no corresponde a esta entrevista”.

¿En su poesía cómo se instala la relación con la naturaleza y la ciudad (Novalis decía que la ciudad era otra naturaleza), qué son para usted y cómo se funden entre sí o no? 

“Separar naturaleza y ciudad no me queda claro. Mejor sería el campo y la ciudad, incluyendo en esta la que en portugués se llama ‘cidadesinha’. La pregunta sería pertinente si en Colombia existiera el campo con sus campesinos, pero eso ya pasó. Ahora el campo es la versión nacional del infierno, en poder de toda clase de diablos. Desplazados brutalmente a las ciudades, los campesinos sobrevivientes se convierten en seres desvalidos, que no tienen acceso ni siquiera a la caridad”.

-¿De usted como poeta, qué se nombra y se pronuncia en su taller de poesía y qué no?

“Allí no hay cosa alguna vedada. El taller somos todos sus integrantes y se hace entre todos. No es para fabricar escritores artificialmente. Tenemos un método indirecto por el cual se aprende sin tener la sensación de que alguien esté enseñando. Nuestro lema es una frase de Oscar Wilde: Nada de lo que puede aprenderse por medio de la enseñanza vale la pena de ser aprendido”.






-¿Qué incidencia tiene o tuvo en su formación y experiencia poética el movimiento surrealista y por qué sí o por qué no? 

“En lo que he publicado no hay influencia surrealista porque pretendo ser racional, que es todo lo contrario. El surrealismo fue novedoso en sus comienzos, pero sus continuadores intentaron llevar al máximo el invento y destruyeron su novedad, su gracia, su capacidad de invención poética. Derivaron en infinidad de ismos y novedades viejas por desconocimiento de la historia”.

Imagen tomada de "elespectador"


-¿Qué poder le ha concedido usted o no, en su experiencia poética, a la experiencia mística y a la vida ascética, y cómo ha poseído la totalidad o no de su vida como poeta? 

“La palabra misticismo ha confundido sus significados, por lo cual requiere precisión. Los sadhus son místicos en el mundo hindú, a la vez tan espiritual y positivista. No me considero poeta; no soy tan pretencioso. Se ha publicado que en Medellín hay más de seiscientos poetas. No puede ser”.

“Los poetas imprescindibles en la poesía antioqueña son sólo siete: Gregorio Gutiérrez González, autor del poema épico sobre el cultivo del maíz. Epifanio Mejía, el dulce cantor tan maltratado por la ignorancia general de la época. Porfirio Barba Jacob, de prohibida lectura en el Liceo de Andes cuando estudié allí, por lo cual lo leí a escondidas del prefecto, y me contagió el virus de la poesía. Ciro Mendía, quien siguió escribiendo después de haber quedado ciego, y su obra inédita parece estar perdida. León de Greiff, el más alto poeta de la lengua española, aunque no lo crean, pero algún día tendrán que aceptarlo. Jorge Robledo Ortiz y Carlos Castro Saavedra, por la simple razón de que así lo considera el pueblo, aunque los eruditos tengan otra lista, pero es que son demasiado eruditos”.


-¿Cuando escribe lo hace pensando en un lector presente y futuro; es usted mismo su lector presente y futuro y por qué, para qué lo es o no lo es?

“No vuelvo a releer lo que he publicado, porque no me voy a quedar toda la vida repitiendo lo mismo. Pienso en el lector solamente mientras escribo, puesto que escribir es hablar con el lector. De ahí en adelante el texto tiene que asumir solo el resto del trabajo”.

-¿En su poética hay o no relaciones con una poética de la meditación y otra de la acción, o ellas se conectan entre sí y cómo se dan en ella? 

“Meditación es otra palabra que se presta por lo común a malos entendidos, porque se relaciona con lo religioso. Más claro el término pensamiento. Todo escrito debe decir algo comprensible para el entendimiento normal. De no ser así, tiempo perdido. Se dan excepciones, como en todo, porque lo extravagante también tiene su minoritaria clientela”.

-¿En su vida ha llevado máscaras, qué máscaras ha llevado y por qué, y si la poesía le propicia la liberación de esas máscaras o antes ella también lo es? 

“Utilicé el seudónimo de X504, que no es máscara sino el número de mi cédula de identidad (504547). Se hizo famoso, para qué negarlo, y no sólo en Colombia. Después del primer libro seguí utilizando el nombre por conciencia de responsabilidad. En el primer caso no trataba de ocultarme, puesto que no tenía de qué. Los sucedáneos fueron costumbre, moda y juego en ese tiempo”.


-¿Usted ha escrito haikú, qué consideración le merece el haikú y si ha tenido relaciones con la tradición del haikú y por qué? 

“Escribí unos pocos. La estética japonesa seduce por su concisión, en la cual logra profundidad y sobre todo una limpieza ejemplar”. 

-¿Podría indicarnos tres principios (vías o medios) que le han sido esenciales para vivir como ha vivido su experiencia poética y qué los ha hecho indelebles e indestructibles y por qué?

“Son cuatro: Estudio. Reflexión. Voluntad. Desinterés. Una especie de rebeldía contra lo irremediable”.

Imagen tomada de "lamecanicaceleste"

sábado, 7 de diciembre de 2024

La paz, ni en los poemas se asoma

 Ni en los poemas se asoma la paz

para la muestra estes ramillete...

Al cabo de leer algunos poetas, los lectores pueden construir sus propios conceptos. Con esta nueva antología inconclusa, como promotor de lectura y antologista por devoción, los nvito a leer algunos poemas que pretenden compendiar vivencia sobre los conflictos y las muchas formas de la paz. 

Encontrarás en este ramillete once páginas para llevar en la billetera: 

[PIDO... ] / Blas de Otero

La inmigrante / Consuelo Hernández

¿POR QUÉ AFILAN LA ESPADA? / Kadyr Myrzá Alí

LA PAZ NACIO CANSADA / Luis Florez Berrío

La estatua de bronce / Juan Manuel Roca

ELLOS SON LOS VIOLENTOS / Juvenal Torres Herrera

CEMENTERIO CENTRAL / William Ospina

ELLOS SON PODEROSOS / William Ospina

PÁGINA ROJA / Piedad Bonnett 

MEMORIAL  DE  TLATELOLCO / Rosario Castellanos

ALLENDE / Mario Benedetti

NUESTRAS TUMBAS / Carlos Castro saavedra

Inicio con Carlos Castro Saavedra, quien le escribió a los oficios elementales, a la mujer, a loas madres, a la tierra, a la patria, a tantos temas de la sencillez y la autenticidad del pueblo con el cual convivió hasta sus últimos días. 


NUESTRAS TUMBAS / Carlos Castro saavedra


Nuestras tumbas, mujer, se darán besos,

nuestros cajones besos y mordiscos,

y no serán sudarios los nuestros sino sábanas

para engendrar trigales

y construir el pecho de los cedros.

Nos volverán a ver sobre la tierra,

a ti llena de polen y de pétalos,

cubierta de azaleas y azahares,

y a mí con un pedazo de primavera roja

entre la boca de madera.


Sobre la tierra, amada, sobre el campo,

tú con trenzas de musgo,

con un manto de plumas y de orquídeas,

y yo con un relámpago extendido en mis ramas

como una fruta elástica y madura.


La muerte será apenas un fecundo reposo,

un sueño recorrido por gusanos labriegos,

otra luna de miel entre raíces,

otro rodar los dos dulces y mudos,

por un salón de terciopelo verde.


Que no pongan el nombre tuyo sobre la bóveda,

ni el mío sobre el hueco que se trague mis tigres,

sino que nos abonen y nos rieguen,

pues esto es suficiente, compañera,

para tu corazón y mi semilla.





ALLENDE / Mario Benedetti


Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.




Sigo  con la poeta mexicana Rosario Castellanos (Nace en Chiapas - México 1925 y muere en  1974) en el Estado de Irael) al evocar la triste tragedia de Tlatelolco, de la cual también escribión Elena Poniastowska: 


 MEMORIAL  DE  TLATELOLCO / Rosario Castellanos


 La oscuridad engendra la violencia

y la violencia pide oscuridad 

para cuajar en crimen. 

Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche 

para que nadie viera la mano que empuñaba 

el arma, sino sólo su efecto de relámpago.

 Y a esa luz, breve y lívida, ¿quién? ¿Quién es el que mata?

 ¿Quiénes los que agonizan, los que mueren? 

¿Los que huyen sin zapatos? 

¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?

¿Los que se pudren en el hospital? 

¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto? 

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.

La plaza amaneció barrida; los periódicos

dieron como noticia principal

el estado del tiempo.

 Y en la televisión, en la radio, en el cine 

no hubo ningún cambio de programa,

 ningún anuncio intercalado ni un

minuto de silencio en el banquete. 

(Pues prosiguió el banquete.) 


No busques lo que no hay: huellas, cadáveres,

que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa: 

a la Devoradora de Excrementos. 

No hurgues en los archivos pues nada consta en actas. 


Ay, la violencia pide oscuridad 

porque la oscuridad engendra el sueño 

y podemos dormir soñando que soñamos. 

Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria. 

Duele, luego es verdad. Sangra con sangre. 

Y si la llamo mía traiciono a todos.


Recuerdo, recordamos. 

Esta es nuestra manera de ayudar que amanezca 

sobre tantas conciencias mancilladas, 

sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,

sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordemos

hasta que la justicia se siente entre nosotros. 

En la tierra de en medio .




PÁGINA ROJA / Piedad Bonnett 

En la fotografía del periódico veo el rostro desconocido,

 tan desconocido como puede serlo el de un hombre de campo

 para el que Bogotá era apenas una imagen remota.

 Arriba el titular de la masacre. Abajo los detalles:

 las manos amarradas a la espalda, el incendio del caserío, 

la huida mansa de los vivos.

 La frente es amplia. En sus veinte años

 seguro que algún sueño la habitaba. 

Milton era su nombre, y puedo estar segura 

de que lo ignoró todo sobre el poeta ciego. 

Los ojos perspicaces, la piel tersa, el óvalo aniñado.

 Y alumbrándole el rostro, la risa poderosa, como barril de pólvora. 

Con esos dientes sanos habría podido romper lazos más fuertes

 que los de sus muñecas.

 La muerte mancha ya de caries su blancura 

y escarba hasta encontrar la fría luz del hueso.



CEMENTERIO CENTRAL / William Ospina


Sordo a tantos mensajes de la muerte, 

cruzo por esta calle de flores y de mármoles

 donde austeros artífices pulen sobre las losas

 lúgubres variaciones, 

llorados nombres, fechas para el luto.


 Aquí acaban preciosos episodios del tiempo 

que afligidos cortejos escoltan hasta el límite,

 aquí, en lechos de piedra, 

cada huésped se entrega

 al laborioso abrazo de lo informe.

 

Veo el dintel que abruma la magra segadora 

de costillas desnudas

 y tras la verja hileras de cruces victoriosas.


 Ánforas, bustos, ángeles…

 su lóbrega retórica cautiva a los dispersos

 y en su horrible presencia nuestras horas se amparan 

de bosques insondables. 


Severa arquitectura donde el polvo se asila 

sobre estas breves casas y estos pinos inmóviles 

es cegador el cielo 

y la plegaria es ínfima.




ELLOS SON PODEROSOS / William Ospina 


No digas que tienes sed, porque te darán un vaso con tu sangre.

No digas que tienes hambre, porque te servirán tus dedos cortados.

No digas que tienes sueño, porque te coserán con hilo los párpados.

No digas que amas a alguien, porque te traerán su corazón putrefacto.

No digas que quieres al mundo, porque multiplicarán los incendios.

No digas que buscas a Dios, porque te llenarán de brasas la boca.

No digas que está bello el rocío que dulcemente cubre los campos,

porque en cada gota celeste inocularán pestilencia.




Continúo con Juvenal Torres Herrera, escribe  himnos cantados por las juventudes universitarias de  varias generaciones. Nace en a Estrella - Antioquia - Colombia, en 1940 y muere en 2010.  Se suma a esta antología incoclusa un poema de leyenda, con sabor acusatorio:


ELLOS SON LOS VIOLENTOS / Juvenal Torres Herrera


"Ellos, los imperialistas y lacayos

hacen declaraciones contra los "violentos"...

Ellos, que son los dueños de los tanques.

Ellos, que son los fabricantes de las bombas.

Ellos, que son los industriales de la guerra.

Ellos, que mueven a los soldados, cabos, sargentos,

tenientes, capitanes, mayores, coroneles y generales.

Ellos, que practican el genocidio,

que cometen herbicidios,

que difunden el suicidio.

Ellos, que compran los mirages,

que producen el hambre y los cuarteles,

que instauraron el gas y las torturas,

que inventaron las castraciones de testículos,

que hundieron sus bayonetas y sus penes

en los intestinos del labriego y sus hijas.


Ellos, que allanan universidades y colegios,

que ordenan fuego contra los huelguistas,

que desalojan a golpes de culata y de bala

a la humilde familia con su hambre y su luto.

Ellos, que son los dueños del Estado.

Ellos, que son alumnos del Pentágono.


Ellos, que decretaron la emergencia,

el Estado de Sitio, la Ley seca,

el odio, el hambre, el toque de queda.

Ellos, que mueven a decenas de miles

de sujetos armados por aire, mar y tierra.

Ellos, que hacen la violencia

para determinar los resultados de los votos.

Ellos, que tienen en la violencia un gran negocio:

¡ELLOS SON LOS VIOLENTOS!"




La estatua de bronce / Juan Manuel Roca

Primero haremos , si el cabildo lo permite, el caballo.
Un alazán en bronce con sus patas delanteras levantadas
Como ejemplo para cruzar obstáculos y abismos
Luego fundiremos el hombre,
Pues un caballo sin jinete no es digno de una plaza
Y ni siquiera puede llamarse monumento.
que todo el vulgo aporte llaves, aldabones, candelabros,
monedas, candados, espuelas, medallas y cubiertos.
Para fundir el hombre a su caballo.
Después discutiremos el lugar para la estatua
y la forma de su pedestal.

¿Un recodo cercano a las montañas
entre los bosques de sauces y eucaliptos?
No estaría mal construir en el sitio elegido
Un pequeño parque que permita a las mucamas
Citarse con sus novios al pie de la escultura.

Debe amoblarse el espacio con bancas de madera:
Los oficinistas comerían emparedados a la hora del receso.
Bella será la sombra al mediodía
De caballo y jinete sobre la sobre la grava y el asfalto.
Las hojas caídas de los árboles
Tejerán un tapiz crujiente al paso de los estudiantes.
Los viejos fotógrafos
sacaran los domingos sus cámaras de cajón
Y harán que los enamorados prolonguen
el tiempo de los besos.

Todo concertado con autoridades eclesiásticas , civiles y militares.
¿Quién debe ser el hombre encima del corcel?
Sabios hay pocos. Guerreros y héroes son dudosos.
Un filósofo a caballo
No puedo replegar su pensamiento.
Los poetas viven recostados en la hierba.
Los campesinos no montan caballos de viento.

Los directores de orquesta no pueden dirigir
Desde una montura de bronce y el lomo inclinado de un caballo.
Los jubilados prefieren cabalgar nubes
y permanecer sentados en los bancos.
Los pintores trazan caballos pero no se atreven a montarlos.
Los arquitectos pierden la perspectiva.
Los almirantes prefieren las crines de las olas.

Las bailarinas no necesitan pedestal para su vocación de aire.
Los astrólogos son una franca minoría.
¿Quién podría ser un jinete de bronce
sobre el imponente y brioso caballo de bronce?
Deberá ser alguien que muchos ciudadanos admiren,
Un hombre que sea su propio mentor,
Que haya luchado a brazo partido por su gloria y su fortuna .
Ya está. Erijamos una estatua al asesino.

(Transcrito para esta anología, de la Revista Arcadia. Semana. N° 100 (Del 27 de enero al 24 de febrero de 2014 - p. 62)





LA PAZ NACIO CANSADA / Luis Florez Berrío


La paz no tiene paz, nació cansada,
creció enfermiza y navegó en la sombra,
Dios que la quizo tanto no la nombra
y sus milagros la dejó olvidada.

Todos la piden blanca y es morena...
desconoce la voz de los patores;
la paz, ni en la penumbra que se asoma
callará sus lamentos desiguales.

No la tiene el poeta, ni el gitano,
ni el mago ni el monarca, ni el coloso
ni siquiera la tiene el perezoso...
o el enfermo...o el tiste...o el profano.

¿que ha sido nuestra paz...? ¡puerto sitiado!,
barandal de impresión, fragmento raro,
trapecio de crueldad, costa sin faro
y efímero capricho desvirtuado!

La paz con su desplante de querellas,
fingióse catedral de fantasía;
y el hombre Dios que de la paz venía,
Nació sin paz y falleció sin ella.







EQUIPO PARA LA GUERRA / Consuelo Hernández 


Este canto de pájaros entre la nieve
lo atraviesan balas y misiles
camino al medio oriente.

Surcan el cielo helicópteros
que vigilan nuestros pasos
y en la tienda nos saluda
el mercader de la guerra
con máscaras de gas,
equipos de emergencia
cintas adhesivas para puertas y ventanas
y vacunas contra las imaginarias “armas de destrucción masiva”...

Ya adentro en la casa
todo se me olvida
porque la vida sigue.


TODO LO QUE HE DEJADO / Consuelo Hernández 


Dejar atrás mi pueblo,
el recuerdo elemental de cada amigo
los paseos de domingo salvadores
y los almuerzos en mesa compartida

Rodar por otros rumbos, ausente de los míos
fijar nuevos sentidos impuestos por el lloro
del agua vespertina que nunca me abandona.

Cambiar el sol por nieve, y el calor por la helada
vivir entre extraños una vida menos sustancial
y tener como amiga la acacia siempre ausente.

Otros seres se cruzan por mi vida
sin poder saber nunca si están de mi parte
o detrás de las máscaras me clavan su cuchillo...

Todo lo que he dejado
hoy
se yergue como torre al centro de mí misma.


SOLO BASTA UNA MOCHILA / Consuelo Hernández



Cuando la ira no cabe en el pecho
una se vuelve indiferente
se vuela de sí misma
y rompe todas las cuerdas que la atan.

Basta una mochila resistente
y unos zapatos confortables
para bajarse del compresor de libertades
y recorrer el mundo sin desgano.

Para transfigurar los viernes dolorosos
en días plenos de esperanza
como un domingo de resurrección.





  

La inmigrante / Consuelo Hernández


     A las mujeres inmigrantes

 Mujer que caminas noche y día

con tu llave inmemorial

das nacimiento a la palabra veraz

atraviesas el río

y nadie te reconoce.

Te mojas, sudas, pierdes tus zapatos.

 Otra jornada abrumada de cansancio

no puedes verbalizar tus injurias

pero eres sabia aunque te encuentren infraganti.

 

Te interrogan

¿Quién eres? ¿De dónde vienes?

¿Qué buscas en esta tierra que ya tiene dueños,

y fronteras y murallas

y hermanos que saben de la muerte lenta?

 Al espacio de tu linaje vuelves

(como sombra que releo)

en tu luminosa faz el fuego no termina

escapas, caes, te levantas, te sacudes,

hablas en tu lengua de tortilla

muerdes tus palabras de café

y no te dejas derrotar por la nostalgia…

Tu canto se ahoga

se alejan las salidas

eres inmigrante

tu identidad se ha reducido para siempre.

 No entiendes de visas

ni de planetas fragmentados

aprendes a decir “good morning”

pero a nadie le interesa “how you are”

ni que estés habitada por un hijo sepultado en el desierto

por la ilusión de un empleo

de un refugio para dormir en paz.

 

Yo también soy la ruptura de la costura

aquí adentro no se disipa la niebla…

y sucede que miro en tu espejo

¡y me veo!


Y los perros nos enseñan que es la paz 

y no han estudiado libracos sobre derechos 

y responsabilidades no litigios. 

Y "Luna" la perra callejera que llegó a Unitropico

 a reñirle el territorio a Guapetón 

y a las  pocos días estaban jugando 

y retomando como no lo sabemos hacer los humanos. EMIRO




¿POR QUÉ AFILAN LA ESPADA? / Kadyr Myrzá Alí


¿Por qué afilan la espada?

¿Y, por la voluntad de Dios, 

la frialdad del filo  opaco

te entra en el corazón ?


Aun la uerte se retarda,

Son las cenizas del temor;

pero el corazón resopla

cual un caballo si domar.


El hierro negro se derama

la niebla llena la visión,

Y la caída se aplaza: Es solo la primera vez.


Más fuerte que el diamante

puede ser, pero el horror 

te llena el alma: el infarto

puede otra vez llegar.


Y tú sueñas con la vida,

como si fuera tu hogar

inalcanzable. ¿Acaso solo 

te quedan cólera y hiel?


Sí, hay palabras afiladas

como la daga; sin piedad

las tiran, pero es difícil

sobrevivir tras escuchar.


Os ruego, cuidad el habla,

cuidad el otro corazón. 

La furia incontenida

es un puñal para matar. 

                           Traducción al castellano del Kazajstán

por Alexandra Chevelena Dergacheva e Iván Martín  Cerezo





[PIDO... ] / Blas de Otero



Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.



1

"Cultura", gatita sinverguenza, que sólo sabe dormir y correr y brincar entre estante y estante cada que legan nuevos lectores.
"Cultura" gatita entre comillas, que sabe que es el hambre y la soledad para urgar el alma de la especie humana,
"Cultura" gatita de manchas cobrizas sobre un negro profundo, obesa y sin prolongación de su especie
por la voluntad caprichosa de los humanos
que ayer la imaban y hoy la patean,
"Cultura" gatita que vive para estregrnros que ni la civilización ni la alfabetización doblegan esos istintos de animalidad ingobernable. 
"Cultura" si sabe qué y qué no es  la paz
por eso me acompaña a seleccionar los textos de esta antología incoclusa. EMIRO


2


Quién te envidia esa siesta en un escondite 
desde nos ves a todos y nos ves por dentro y por fuera. 
Quién te envidia y cree que no peca al verte 
en ese escondite que pocos percibimos.
 Quién te ve y quién te envidia en esa fotografía 
que se ríe de ti paz y tus tormentas. 
Y me queda que soy un humano que no puede ser felino
 y tú eres felina y nunca quisieras ser humana. 

Y Poe supo que esas animalidades concluyen
 en emparedados que nunca comprenderán los  forenses. EMIRO






3

Casi no me robo está evidencia de cuando la "Cultura" nos da la espalda.
 No pude robarle una foto mientras comía y menos mientras se lame. 
Ahora me siento un buen ladrón de evidencias. 
Me robe una evidencia de cómo Cultura nos da la espalda.