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miércoles, 23 de abril de 2025

VAMOS A LEER, una invitación permanente

Para el mes de abril de 2025, la reflexión sobre el hacer bibliotecario en escenarios cambiantes, desfiantes y promisorios, bien vale pensar sobre esa silenciosa combustión espiritual a la que las bibliotecas, sea cual sea su tipología, nos vemos abocados. 




COMBUSTIÓN BIBLIOTECARIA


1

 

Hay locos para cada tema y temas para cada loco.

Hay plumas para cada asunto y hay asuntos para cada pluma.

Hoy puede ser otro día de las letras humanas,

 pero también es humano para cada letra.

 Incumbe entonces aprender de las lógicas de la siembra,

por ejemplo, los tiempos de cada cultivo, se respetan y no se alteran.

Hay locos para cada tema y hay temas para cada loco.

Así debe pensar hoy la cordura.

 El papel de los cambios nos distingue lo perenne de lo efímero.

 Hay plumas para cada asunto y hay pizarras

que huellan los pasos y las vacilaciones de la confianza.

Vea pues, pregunta, 

¿Qué le tengo que aprender a la vocación de la guardia suiza?

Piensa sobre lo bibliotecario y lo que le queda de ello,

Hay vigilias para hecho y hay hechos para cada vigilia.

¿Cuál es la nuestra del hoy?

 

2

 

El viento nos hace titilar cual llama de una vela.

Bachelard lo sabía: las cercanías al poder

Nos hacen titilar entre la cordura y la beligerancia.

Ahora vuelven vientos que otrora creíamos sin retorno,

Vuelven las inseguridades, las incertidumbres y otras amenazas.

Los guardianes suizos lo saben desde hace siglos,

Saben muchos trucos del custodiar las cercanías al poder,

Contienen riesgos de alto peligro,

Hay que estar atento a la combustión espiritual

Que anima la llama de una vela

Entre el cultivo de la fe y la constitución de redes y tejidos solidarios,

De aquellas confianzas humanas, cuya incubación surge

Del nido de las contradicciones.


El viento nos hace titilar cual llama de una vela

Entre la combustión espiritual y el cultivo de la fe,

Entre la combustión espiritual y el papel de los cambios

Que nos ilustran lo perenne y lo efímero;

Entre los riesgos de custodiar las cercanías al poder

De cultivar rutinas y cotidianidades de los almácigos

Que acunan las semillas del saber anidadas en las bibliotecas.

Los guardianes suizos saben de los cuidades y las pautas

De la hospitalidad invisible y abstracta, fortaleza ante todos los formatos.

 

Que no se nos olvide, Bachelard lo sabía.

El mundo de las letras nos arroja a las cercanías y las lejanías del poder;

Ahora que vuelven las censuras y otras amenazas

Nos incumbe cultivar la fe

Entre la combustión espiritual de los cambios que nos señalan

Que es lo perenne y lo efímero.

 

Luis Emiro Álvarez

Educador, bibliotecario y poeta.

Yopal, abril 23 de 2025




 A propósito del día del libro, de los derechos de autor, del bibliotecario y del bibliotecólogo en Colombia, va la siguiente invitación, invitación que no caduca, que será vigente cuando le dediquemos tiempo:




VAMOS A LEER

Por

Luis Emiro Álvarez

 

UNO

 

Juntos. Entre uno y otro nos hacemos lectores

Así, poco vamos leyendo

Paso a paso… primero mi casa y

Luego los escenarios ante nosotros

Los escenarios de los sueños

Los escenarios de la vida

Los escenarios del desencanto…

 

Juntos vamos a leer

Que es otro modo de conversar,

Que es otro modo de soñar

Que es otro modo de creer

Que es nuestro modo de escribir

 

Hoy vamos a leer nuevos mundos

Para que seamos los bibliotecarios

Que el mundo necesita.





DOS

  

  

Entre todos nos vamos volviendo lectores,

(Y ojalá buenas personas.

Muchos colocan los deseos entre paréntesis).

 

Para eso leemos, para soñar

Que entre todos nos vamos leyendo lectores

Es posible que seamos

Los nuevos defensores de la buena fe

¿Quién quita?

 

Entre todos unos leemos y otros escuchamos

Es mas dulce la jornada cuando tejemos una red

Hacemos más amable el mundo

A los nuevos lectores y a los nuevos pensadores.

Entre lo sencillo y lo complejo,

Entre la evidencia y el resultado,

Entre el pensamiento y el conocimiento,

 Nos hacemos bibliotecarios.

 




TRES

  

 

Juntos vamos a leer las ideas

Las mas nuevas y las más antiguas,

Las ideas de todos los tiempos,

Las ideas efímeras, ideas clasificables,

Ideas catalogables, ideas indicativas,

Sagradas, sacrílegas, evasivas, eternas

Blasfemas, contradictoras, tendenciosas…

 

Vamos a leer tus ideas y las mías,

Las de él y las de ellas, y las de todos.

Es oportuno decir que también

Leeremos las ideas anónimas

Esas ideas que el miedo rige

(Los autores anónimos se esconden para lanzar piedras

A veces con intenciones oscuras

A veces con intenciones ahogadas

A veces no son ideas, son aullidos) …

 

Y todas esas ideas

Nos hacen bibliotecarios

Y luego, muy luego vienen con los títulos.

 





CUATRO

 


  

Juntos vamos a leer ¿Cierto?

Juntos vamos a leer letras unidas y sueltas

Artísticas y rústicas

Góticas y clásicas

Para hacer de la palabra,

Ese instrumento inherente que nos hace humanos.

 

Vamos a leer tus letras y las ajenas

Vamos a leer como el futbolista

Que lleva la pelota

Y apunta con precisión

a objetivos alcanzables y certeros

 

Para eso vamos a leer

Para convertirnos en las nuevas páginas del futuro,

Es decir,

Para erradicar la incertidumbre

Que nos hace bibliotecarios.

 

 


 CINCO

  

 

 

Juntos vamos a leer algunas páginas,

Pueden que sea obvias, u oscuras, o erráticas

Contradichas o contradictorias.

 

Prefiero páginas afables, conciliadoras,

Ilustrativas y memorables;

Es imposible evitar las panfletarias.

Toca enfrentar las ideas difamadoras y las cínicas

Nos toca leerlas…

 

Nos obliga leer las páginas contractuales

Nos pautan las páginas normativas y canónicas,

Pero me hacen soñador y jardinero

Las loas, los madrigales y las canciones.

Con ellas recupero dignidades

Revindico sueños

Y pregunto ahora que el bibliotecario las seleccionará

¿Cuáles conservará?

 





 SEIS

  

 

 

Vamos a leer las preguntas y sus artes.

Las preguntas sin dueños y sin voceros,

Las preguntas de la ciencia y de la fe,

Las preguntas de la cultura y de la civilización,

Y las preguntas sobre las preguntas…

 

Vamos a leer las preguntas que pregonan

O protestan o cuestionan;

También hay preguntas dogmáticas,

Esas que apabullan u obligan a silencios asesinos.

 

Juntos vamos a leer las preguntas que no han sido resueltas

Clasificaremos aquellas que nunca se van a resolver

De las preguntas del amor

De las preguntas del adiós

De las preguntas de la vida…

 

Para cuidar las preguntas de la historia

Nos hacemos bibliotecarios.



 

SIETE

 

Juntos vamos a leer novelas, muchas novelas.

Cuentos, los cuentos de todos los tiempos

Coplas, las coplas de todos los pueblos

Leeremos sus mitologías y sus epopeyas,

Para comprender sus pesadillas,

Sus sueños, sus glorias y sus penas.

 

Juntos vamos a leer ensayos,

vamos a leer ensayos que arguyen

Que sustentan, que contradicen,

Que impugnan, que desmienten,

Leeremos ensayos que sirven

para muchos intereses.

 

También vamos a caricaturizar

Como un día corregimos.

Juntos vamos a leer para leernos

Pues nos toca acunar desde la incertidumbre

La esencia de las preguntas.

La pregunta de las inacabadas ciencias.

Las preguntas de los riesgos.

Las preguntas de los errores.

Las preguntas de Mafalda, es decir,

Las preguntas de los niños.

No siempre el bibliotecario haya la respuesta.

 

 




 OCHO

 

  

Juntos vamos a leer

Para aprender a desaprender

Como un día aprendimos a leer para orar,

Aprendimos a leer para soñar,

Aprendimos a leer para opinar,

Aprendimos a leer aquellas noticias

Que el viento desempolva cada cuánto.

 

Juntos vamos a leer

Para aprender que somos falibles,

Algo así como hijos del error;

Algo así como seres perennes en construcción…

Vamos a leer cuando

Nos comprendemos inacabados,

Es decir,

Propensos al error, al ego, al lobo,

Propensos al olvido de qué es ser bibliotecario.

 



 

 NUEVE

 

 

Hipatia, Paul Groussac, Jorge Luis Borges, María Moliner,

Tantos otros de otras dimensiones vengan:

Juntos vamos a leer.

Irene Vallejo, amanuense de la bibliología

Alberto Manguel, amanuense de la lectura

Fernando Baez, notario de la bibliocastia,

Juntos vamos a leer

En esa wikilandia de la que pregona Gabriel Zaid,

Juntos vamos a leer

El antes, el durante y el después

De este inmemorable oficio:

Cuidar y cuidar y cuidar

Los soportes materiales, tangibles y virtuales

De las palabras hechas saber.

Para eso somos bibliotecarios.

 

 

Vengan

Tantos otros de otras dimensiones

Juntos vamos a leer

Cómo cuidar el universo de las ideas,

El mundo nos necesita.

 




DIEZ

 

 

 

 

Juntos vamos a leer

Las historias que más podamos

Antes que los dispositivos móviles

Sufran algún percance del cual no tengamos

Salvaguarda o seguros, o respaldo u otras copias…

A los creadores de todos los tiempos

Se les pasa por alto

Que el viento, la lluvia, el sol y el fuego

Sólo son leales a la naturaleza madre

De la cual emanan.

Si leemos esas historias protegeremos

El saber humano de todos los tiempos…

Aprendemos a cuidarlos, incluso de nosotros mismos.

 

Por eso, Juntos vamos a leer

Cómo cuidarlos ahora que somos

Conscientes de su valor

Incalculable aún en su esencia vulnerable,

Como el oficio del bibliotecario.




 ONCE

 

 

 

Juntos vamos a leer

A leer códigos, señales, convenios

A leer leyes, leyes, leyes…

Pautas, acuerdos, ordenanzas,

Señaléticas,

Signos de puntuación

Hasta que la vista lo permite.

 

Juntos vamos a leer:

A leer poemas

Y ojalá a la sombra de árboles frondosos.

A leer tus cartas y las mías

A leer las epístolas de los grandes héroes

Y de los inolvidables villanos:

(Epístolas que ya no escribimos

Dizque porque ya no tenemos tiempo);

A leer que no vamos a leer más

Pues ya no sabemos para qué es

El silencio

Y tampoco sabemos que pasara con el oficio,

Antiguo, del bibliotecario.

 


 

ÑAPA

 

  

Entre todos nos vamos volviendo lectores.

Para eso somos bibliotecarios

Unos gavieros entre los bosques

Impresos, digitales y virtuales…

Nos incumbe intuir los nuevos bosques,

Hoy vamos a leer nuevos mundos

Para que seamos los bibliotecarios

Que el mundo necesita.

 

 

Yopal, abril 23 de 2023








DE LA INCERTIDUMBRE BIBLIOTECARIA
Por Luis Emiro Alvarez


Toca al bibliotecario una suerte anónima y fugaz en el camino del otro. Es como una linterna, que sólo recordamos en los momentos de oscuridad intempestiva (de una linterna que funciona intermitentemente decimos que esta fallando, que ya no sirve) ¡ Cuidado ! Se agencia una voz entre preguntas y respuestas que no le permiten resquicios a la tergiversación ni al engaño. 


Toca al bibliotecario una suerte anónima e Intrascendente. Es como un caleidoscopio: matemáticamente preciso para hallar ese matiz único y cotidiano en la interlocución intelectual que entabla con el buscador de saberes, sin importar la peripecia de éste, sino su necesidad. Aún no es comprensible, y menos, tolerable esa inversión de prioridades entre lo urgente y lo importante: a un bibliotecario no le perdonan el olvido (esa aparición y desaparición que juega con la esperanza y la escasa mesura, pero que también sabe sepultar lo que la voluntad humana sabiamente decide).


Toca al bibliotecario una suerte anónima y sorprendente, de hormigas: siempre ahí. Siempre ahí, haciendo posibles los caminos del saber, tales como los procedimientos del espeleólogo o del alquimista o del sembrador o del creyente o del pensador o del caminante o del que debate.


Toca al bibliotecario una suerte anónima y de batalla de donde viene y va. Es el co-equipero que avisa sobre los riesgos y oportunidades con tal sigilo y firmeza que equivocar o acertar sean unos alicientes sin iguales en el campo donde confrontan, necesariamente los nuevos y los viejos saberes por la obligada vigencia en la aplicación al trabajo de equipo... Hay que reiterar en la laboriosidad de la hormiga pero con la musicalidad de las cigarras en las riveras de los ríos... 



Toca al bibliotecario una y mil suertes anónimas, porque al hablar, su voz es una sumatoria que no debe generalizar, voz que corre el riesgo de morir ahogada por la arena, enmudecida por el viento, o arrasada por las aguas, o peor aún, enmohecida por el polvo.


He ahí, entonces, que ante tantos e imperceptibles deberes, primero construya al Hombre que le toca asumir, antes que lo devore la vorágine del saber y sus haceres, tejidos en la telaraña inteligible e impredecible de los múltiples intereses humanos. Segundo y ante todo, comprenda que es bibliotecario porque cuida y difunde los saberes suyos y de otros en servicio y crecimiento de miles, los más, desconocidos e iguales en la circunstancia, pero que esperan la luz de esa linterna en un momento y en un lugar inesperado y preciso. Toca, por lo tanto, al bibliotecario, una comprensión universal acerca de que el laberinto sólo tiene una sola salida... Su mismo acceso. 

Escrito mientras trabajaba como referencista en la sede principal de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín de América Latina, para una niña que la quería leer en la izada de bandera en su escuela el día  23 de abril del año noventa y siete del siglo pasado.


 

 Cuando se inventaron las efemérides todos los días son fiesta. Para el oficio del bibliotecario cada asociación nacional ha definido su fecha especial. Pero vale la pena que reconozcamos para quienes existimos, cuál es la esencia de nuestro oficio y para quienes es importantes que en las bibliotecas hayan quienes sirvan a manera de dulces y amigables "guarda bosques"... Viene un nuevo saludo que fue publicado en una sede del SENA en el Valle del Cauca:


DE PROFESIÓN, LECTOR / luis emiro a

Hoy, entiendo a Borges 
con su vanidad de haber leído: 
se sentía vivir un poco más, 
sólo un poco más.

Dicen que Erasmo de Rodertam
dejaba de comer por acercarse a los libros.
Las historias de los bibliotecarios y 
la historia de los libreros y 
las historias de los editores
cuentan con algo en común:
muchos libros los esperan 
y cuentan con su cuidado.

Las mejores lecciones de la paciencia 
se desprenden de esas estanterías que esperan 
y esperan y esperan a un lector de oficio.
Eso de que El Quijote siempre espera una re-lectura
tiene su saber y su encanto;
cuando uno lo dice desde la primera persona 
del singular...¡Dígalo!: "El Quijote hoy me espera"
El quijote espera que lo lea, pues en el colegio lo soporté,
en la universidad lo exhibí y ahora, con los años 
me acompaña, ahora, espera estar en las manos 
de un lector de oficio.

Hay tantos lectores como intenciones e intereses
y vanidades y acosos y búsquedas y tropiezos.
Una vez te tropiezas con la Biblia,
tu palabra ya no es tu palabra.
Una vez que lees poesía en voz alta,
el viento se declara tu cómplice.
Una vez que te topas con la bibliología,
vuelves a mirar un libro como lo hacen los niños:
preguntando ¿Cómo hicieron este libro?
De un libro de dragones salió un monstruo
e invadió mi mesa de trabajo;
El quijote me persigue, 
el álgebra y el ajedrez me asedian,
Rayuela y el Siglo de las luces esperan 
y, ahora que aprendí a leer instrucciones 
del origami,
los catálogos comerciales los escriben 
en mandarín.

Quino, tal vez quería como yo,
ser lector de oficio, cuando dijo que,
"Justo cuando supo 
todas las respuestas de la vida 
le cambiaron las preguntas".

Luis Emiro, desde Yopal - nov. 2012 

 


 

 


Les comparto además una reflexión colectiva con REBIPOA en abril del 2010, una reflexión inconclusa aún y con pretensión a decálogo (Se escuchan sugerencias):


BIBLIOTECARIOS DEL MUNDO: ¡HUID DEL DOGMA! / luis emiro á

Compañeros bibliotecarios

El sábado 10 de abril, en el marco del Encuentro de Bibliotecarios Populares, comprobé que los pueblos del mundo sobreviviremos si vamos tras los puntos suspensivos de este trasegar y qué tan desventurados son los pueblos del mundo que no escuchan sus propias preguntas, pues estarán vedados para la ciencia y el arte. Paulatinamente los carcomerá el dogma
1. 
Este oficio es uno de los más hermosos del mundo, porque modifica mi mirada sobre el mundocada día. A cada paso mi mirada es nueva y, si quiero, re-vitaliza, me llena de energía para otear el horizonte. Vamos tras los puntos suspensivos de este trasegar. 
2. 
Este oficio está entre los oficios más perennes que el hombre se haya inventado: Como los atizadores del fuego, como los rompehielos, como los molinos del viento, tal vez imitando a las hormigas, cuidamos la memoria para los que un día también 
vendrán a tomar decisiones. Vamos tras los puntos suspensivos de este trasegar. 
3. 
Este oficio puede llamarse de muchas maneras. Hemos coincido en llamarlo bibliotecario. Pero también somos memoriosos y algo de amanuenses. A veces nos embadurnamos de soberbia, otras nos amilana el apabullamiento, pero pocas ocasiones nos obnubila la desazón: cada vez queremos ver mejor. Vamos tras los puntos suspensivos de este trasegar. 
4. 
Este oficio nos enseña a leer las almas en sus intenciones, en sus ilusiones, en sus bajezas. Somos humanos. Muchos autores han escrito sobre lo "demasiado humanos". Con seguridad que fueron o convivieron con bibliotecarios de algún lar del mundo: sólo hablan al oído atento del lector los que han escuchado el gran concierto de voces del mundo: una biblioteca. Vamos tras los puntos suspensivos de este trasegar. 
5. 
Este oficio nos compromete con los poderes del mundo: Enseñar, ayudar, servir. Enseñar, contribuir, velar. Enseñar, planear, hacer. Enseñar, cultivar, sembrar. Enseñar, pensar, discernir. Enseñar, leer, escribir y siempre volver a enseñar, leer, escribir y pensar y siempre volver a... Siempre volver a los puntos suspensivos. 
6. 
Este oficio nos hace gavieros: aprendemos a ver a través de la bruma marina. A lo lejos vemos cuando lloverá e intuimos los días de sol. También presentimos la hambruna, la injusticia y sus inclemencias. Sabemos de las trampas del azar  y sus cegueras. Desventurados los pueblos indiferentes ya que nunca quisieron leer y escribir, es decir, nunca quisieron sentir la vida entre sus venas correr. 
7. 
Este oficio bibliotecario nos da fuerzas para decir presente, aún desde la ausencia y, se toma para sí la voz del viento y hace eco eco eco ¿lo esta oyendo? Conjeturo que así nacieron las preguntas. Desventurados los pueblos que no escuchan sus propias preguntas, estarán vedados para la ciencia y el arte. Paulatinamente los carcome el dogma
8. 
Este oficio bibliotecario sacude el polvo, la rutina, caza peleas con el día y la noche. Es constante, también con todos sus sinónimos. Es intemporal y afín a todos los vendavales. Desafía cual más los fenómenos de la naturaleza y les arrebata el papel de la memoria... Hypatia tus contemporáneos nunca entendieron para qué la memoria. Desventurados los pueblos que nunca hayan contado con la presencia de una Hypatia. 
9. 
Este oficio bibliotecario suma, multiplica, potencia voces. Hace tribunas donde otros sólo encuentran tumulto. Sustenta credos donde otros sólo profesan capitulaciones. Si el bibliotecario renuncia, el pueblo peligra y, el silencio que le sigue trae oscuros presagios. Desventurados los pueblos que no cuidan de su memoria, desventurados los pueblos que desprecian a sus bibliotecarios
10. 
Este oficio bibliotecario nos enseña a conocer de polillas, antigüedades e innovaciones. El olfato, el tacto, el oído, el gusto y la visión se adiestran hacia universos inacabados y fabulosos porque leemos y escribimos. Desventurados los bibliotecarios se que vuelven polilla. Desventurados los pueblos que los acogen. 

Medellín, parque Biblioteca Belén - Abril 2010

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


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